Casi voy ¿sabes?

Vamos, ¡venga!
Cuéntame cuentos de niños valientes

(Trato de deshacerme de los apegos y alcanzar una nueva consciencia, hasta que entiendo que eso significa renunciar a la poesía, a la imaginación de nuevos mundos, todos en este.
Me niego, rehúso, me niego.
Habrá, pues, que encontrar un intermedio entre el ahogarse y la indolencia.
Habrá, pues, que ponerse de bandera el corazón latiendo y pedir perdón cuando merezca).

Vamos, venga...
Vamos a soñar agazapados que ya no duele nada, ni dolerá.
Yo te lo sostengo, no tengo ni miedo ni pereza.
Y esta angustia que me entra la abrazo y la entiendo, pero no voy a permitir de nuevo que este temor, este temblor de hoja seca, marchite el calor inmenso que siento, amor, amor, que quiero que sea.
Y sin nada a cambio, dar lo que considere,
marchar cuando no hay respuesta,
pero dar lo que considere.

Vamos, ojalá seas lo que sentí que eras.
Ojalá poderlo ver de nuevo,
Aunque temo saber...

Vamos, venga, venga, dime que sí, que me quede, que me veas
como me sentía vista y nueva.
Y luego... 
Pero después...


Vamos, ¡¡¡¡venga!!!!

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