Ha muerto
una parte de mí.
Ha cambiado de piel.
Su antigua funda yace desnuda en el suelo de quien soy, de donde me guardo.
Este espacio en el que venía a escribir estaba cerrado, creo que aquí es donde tengo que guardarla a ella.
Alguien más de dentro debe morir, o cambiar de piel o quitarse la careta.
No te escondas.
Estoy aquí, aún no alcanzo a verme la verdadera cara.
Aquella que mudó de piel se esconde de la luz del sol, por blanca y cruda.
Esperamos poder clausurar pronto este episodio de estreñimiento narrativo. Hasta entonces, vuestra y tuya y tuya y tuya,
Mar.
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