Ahora las amapolas son de nuevo primavera, pero su leve rojo parece que ahora pesa.

Si yo supiera lo que sé ahora, te habría cubierto de flores.

Si hubiera sabido que el abismo no es abismo, que es la ceguez de lo desconocido, habría saltado sin mínima duda, sin siquiera oír qué ecos resonaban.

Sin embargo metí en el oscuro pozo solo el dedo gordo del pie, sin llegar a saber si el agua estaba fría, si acaso era agua.

Si hubiera sabido que dolía porque iba a brotar, habría dejado la compulsión del hilo y la aguja, del coser y el descoser. 

Sin embargo tapé, rota de vergüenza, los sietes que cargo; traté de minimizar los tambaleos, los titubeos que hacen mi vibrante forma.

Si supiera lo que sé ahora, te habría regado con mágica saliva, habría curado toda herida que me dejaras, habría mirado paciente tu cuerpo hasta ver nacer de ti todas las flores.

Comentarios

Entradas populares