Como si alguien pudiera aburrirse en un Blabla.

17:27 -El coche, los pinos, los runners, las finanzas, el todopoderoso de Deloitte de copiloto; el oculto matemático que se derrite ante él al volante, el lazo rosa de Bankinter a mi izquierda y la ausente, que soy yo. Las montañas nevadas curan el aburrimiento.


17:34 -¿Por qué no preguntarán?, ¿acaso no les interesa el motivo de mi silencio? Ella está también callada, pero se le ve la intención, yo no lo intento. Lo he intentado al principio, pero ha sido ignorado. Y no es que sea rencorosa: desde ese momento me otrorizan. Creo. Ella, conciliadora, pregunta; el matemático, ansioso, sentencia: “Ahora que hablas se te nota el acento.”


No preguntan porque hablan entre ellos. Una operadora comercial de finanzas, un supervisor de un departamento de finanzas, el de Deloitte que curra hasta las dos. Porque disfruta, le interesan las finanzas.

Me quedo con las ganas de preguntar por qué, que cómo.


Entiende que sus amigos trabajen desganados, para salir pronto desganados, y hacer algo sin ganas. La cultura del findesemana.


18:06 -He dejado de ausentarme y me he girado hacia mí misma. He recordado a lo que voy, momentáneamente se me había olvidado. Recuerdo que llevo mucho tiempo sin enfrentarme al sexo con otro sexo, y yo confiada. Vuelvo a ser una extraña dentro del coche, mientras han hablado de pagar por correr, de la necesidad de sacrificar algo de valor para hacer algo que antes, siempre, ha sido gratis. No soporto que os abandonéis a ser mero reflejo del mundo.


La calefacción está muy alta y mis mejillas están a punto de estallar. Se ve nieve por la ventanilla y me apetece pegar ahí la cara, refrescarme y apaciguarme. Qué nerviosa estoy: noto la levedad del vértigo en la palma de mis manos, pareciera que tanto ellas como mi pecho estuvieran hechos de un material distinto al resto de mi cuerpo, como si se me cayesen las moléculas hacia fuera, esparciéndose por este coche que es ahora mi universo, esparciendo mi aburrimiento por la tapicería y las manillas, los asientos.


Creo que ella lo ha notado, porque me ha preguntado de donde soy, aunque la conversación termina pronto. No te voy a preguntar nada, lo siento, bonita, yo solo se hablar de sueños y aunque crea que en este coche los hay, pero soterrados o empequeñecidos. No, lo siento; yo querría hablarte de cualquier cosa, pero es que no paráis de hablar de dinero.


18:47 -Se han empañado los cristales. Para algo que tenía en el viaje vas y me lo quitas, sin saber, sin querer saber, sin concebir que tu decisión de recrear el caribe en el pequeño coche pueda o no afectar a las vidas de otro -la visión del privilegiado y mis ansias de extrapolar. Y no se está tan mal, claro, pero hace demasiado calor y no veo Castilla.


Intuyo verde, planicie y algún árbol, bebiéndose el horizonte mis ojos, como si pudieran ir tras él. Nubes blancas y grises, las veo por la ventanilla del copiloto y la luna frontal, aunque el sol refleja en las motas de polvo y se me nubla la carretera en amarillo, aunque eso no me interesa.
El matemático dice que a uno de ellos los lleva a la vuelta: yo, el mueble tapizado en piel humana de la esquina, digo que a mí. "Ah" dice, iba a seguir hablando, pero Deloitte y la chica de lazo rosa de Bankinter han empezado a hablar entre ellos, y a ninguno de los dos nos ha merecido la pena continuar hablando.
Una nube gigante, morada y naranja,  tapa el sol justo frente a nosotros. Su base parecería el epicentro del apocalipsis, mientras que a los lados se respira fresco verdor, con un azul limpio al fondo. Un jardín de las delicias si el Bosco hubiera estado sobrio.
El cielo limpio si que se extraña en Madrid.
Hablan de sus trabajos, sus días de vacaciones.
Miro por la ventanilla.
El vaho se va desvaneciendo para que yo encuentre humo en chimeneas industriales, pocas, y un marrón parduzco, al fondo iluminado por el sol, vestido de falsa duna. El teatro durará hasta  que termine la puesta y en la oscuridad surja la verdad que esconde la luz dorada, la vulgar tierra.
La chica de Bankinter chilla con voz aguda, entre sorprendida e indignada, aún siguen con el tema de las vacaciones y yo me estoy haciendo pis.
Suena Muse. Le pega al matemático.

19:11 -No sé muy bien qué hago aquí pero quiero ver qué espera.




25 de Marzo de 2016

Comentarios

  1. me gustó mucho, me recordó creo que a esto: http://hoymotivacion.com/wp-content/uploads/2014/11/la-autopista-del-sur1.pdf
    no sé si te hablé de este cuento, creo que sí, me encantó cuando lo leí, no sé qué pasaría si lo leyera ahora.

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  2. tenía yo una amiga de Deloitte que siempre me pareció un extraterrestre, su vida era una perfecta esfera y ella estaba en el centro

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  3. Ay, que sencillo y como me gusta (y que bien te entiendo ^^')
    Tienes algo especial escribiendo, se te da demasiado bien.

    Que pasaba por aquí y quería dejarte un corasonsicoh <3 aunque no te guste saber cuando se te lee.

    Espero verte y leerte pronto :)

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