Blablivuelta.

Bonita sin esfuerzo, verde viejo de sol sin dificultad. Brisa, que no es marina aunque nada le envidia, recorriendo la extensa tierra saturada de dorado trigo, que se ondula, sinuoso; que se sabe observada, y disfruta ofreciendose cristalina y transparente: lo que ves es lo que hay. Tierra honesta y cálida, a veces bruta, que juega con la luz. Son mil colores y mil tonos de los mismos tres,  pero llenan una paleta. Somos un millón de colores y un millón de identidades.

Hoy somos respirar el calor que se aferra a los miembros, apretando y dilatando cada célula.

Un hombre pescando ahora, a las 18:33 en algún lugar al sur de Cáceres, diluyendo sus pensamientos hacia el agua, que siguen el sedal hasta atrapar algún pez en su anzuelo, mientras le ebullen las preocupaciones en el cerebro, dejando luego solo la sal justa para aliñar alguna solución. O no.

No me gustó como habló de él en un primer momento, ni la forma en la que una cara aséptica incitaba a la pseudosimpatía de la corrección política o la cordialidad. He sido la primera en entrar en el coche y además me he puesto del lado que da el sol. Qué calor.

La dehesa amarilla moteada de verdes encinas. Caballos a la sombra, ovejas al sol. Una parecía llevar marcada a fuego una sonrisa, un emoji, en el pelaje, la piel, la luego nuestra lana. Imagino el hierro candente y las risas de la ironía. Que sonría lo que llora.
Los cipreses se erigen altivos detrás de los muros altos y blancos de un cementerio, como coronando la alta misión que les ha sido encomendada: supervisar que no se mueva aquello que ya ha muerto. El estatismo de los cambios, si acaso una caja por otra. Cuánto se extienden y cómo nadie llega a reclamar los muertos olvidados.
Las antenas de telecomunicación clavadas como a navajazos en los montes, recortadas en el horizonte, pinchándole al cielo y constantemente recordando que el paisaje es ahora nuestro, y nos regodeamos de brillos metálicos en una densitud verde.

Conmigo no te aburrirías, pero yo he cambiado. Ahora sí, ya te has aburrido. Antes buscaba evitarlo y ahora me da igual. Aunque me importa.



Ya no sé quien soy ni si le debo lealtad al pasado.



Ahora sé quien soy, pero lo que soy es desleal: no tengo pasado.
Lo que soy es decepción.






Porque a la gente le gusta vivir de juntar expectativas, porque todos hacemos lo que es esperable que queramos. Porque todos generalizamos. Casi todes. Solo algunes.

Me echo fuera los balones.


Deseo liberarme mediante los errores pero me horroriza mear fuera del tiesto. Pasitos cortos que no recorren ni cursan: taconean el pródromo.





Deja ya la radio quieta.



...



A los montes se les nota el cartón, el verde deja entrever la tierra. No hay desierto, pero se siente tan solo y abandonado el suelo que llora evaporando el agua, y me imagino oasis de nubes.



El verde es tozudo, y si me quieren amarilla, verdearé más.



Nadie lo entiende. Y la megalomanía se prende en el pecho: hazlo grande. Todos lo desean y me arropa la humildad: hagámoslo enorme.


Quién no ama su tierra es porque no la conoce.
Quien la idolatra tampoco.



Pero quien soy yo para hablar de nadie. O para no hacerlo. O cómo se hace esto.



No me pidas, pido. Pide, dejo de dar. No des. Doy todo. 
No sé si di nada, pero creo que me fui vertiendo. 


Necesito, necesito, necesito unos brazos alrededor, hoy. 

Si tuve unos no fue por hogar si no de hospital. No quiero seguir usando para tirar. Qué es usar. Cuando te quise fue porque me querrías de verdad. Qué asco de manera de amar. Me riman los verbos y no lo pretendo. Me vuelvo a tropezar con mis pies y otra vez me vierto.



Pero sigo llena.
 Borracha de mí.


...




Emergen ya de la tierra Las Cruces, como un pezón dormido, le he robado toda la leche a la tierra y ya no sabe cómo amamantarme. Después de darnos todo, le pedimos más. Va a llorar algún día y se nos va a romper el cielo. Las Cruces, que es mi osa mayor. Mi sur. La casa de mis ojos, donde reposan. ¿Y como podría perder eso? Seguro que ya va oliendo a tomates.

Hoy se me ha vuelto a meter la tristeza dentro y no se cómo se saca. No es culpa mía. Es culpa mía. No es culpa mía.

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