Combinación de circunstancias previsibles e inevitables.


Te he visto, vaya una casualidad.


Ya venías anunciándote con la luna llena, ya venía aullando mi trocito de loba, ese que se emboba mirándola redonda y piensa, a veces, que eres tú la que está detrás, y que es por eso que brilla. 


Mira la luna, que estás preciosa. 


Y no ha llegado a ser un segundo, pero te he visto. Y de espaldas, pero te he visto. Y ni siquiera llevabas el pelo suelto.

Y ojalá,
y menos mal.


Imagino mi cara estúpida reconociendo tu contorno: llevaba una semana jugando al escondite en tu madriguera, y como no te veía me sentía gata. Y ahora, en el espejo de tu espalda, he visto mi cola de ratona entre las piernas. Sigues aquí, en donde estoy hueca. Esperaba que te fueras con el aire, con el tiempo, con las ventanas abiertas, ventilando y ventilando, pero se queda tu olor. Y qué estupidez no saludarte cuando te echo de menos.

¿Y tú a mí?

Estaba evitando esa pregunta, quedará en retórica sin remedio. Es absurdo cómo hago para empujar tan lejos a quien quiero cerca, y con la simple inercia del remolino que se forma en mis mareas, no hago sino empujar más aunque no quiera.

¿Ni mi voz?

Ahora se quiebra, cobarde, se ahoga en la garganta cualquier palabra que vaya a decir, porque aun no diciendo nada las he dicho todas. Una y otra, y otra, y otra vez. Y, como factor común en mi historia, tú sin entender una sola.

Porque llevaba una semana jugando al escondite en tu madriguera, apurando los pasillos, los reflejos y las ventanas, las persianas bajadas, la luz apagada, la luna encendida, por ver si en un rincón te cazaba. Jugando a que sé hacer malabares con las circunstancias sin que se me escape una cosa, y lo digo orgullosa, aplastada bajo todas ellas, tan previsibles como inevitables, lejos de la casualidad. 









(De pronto vibra la mesa, y luego, tu nombre, y vibra todo.
Te disculpas, por no saludar, por pasar. Por no pretenderlo y aún hacerlo.
Yo me culpo, por darte la espalda, por no salir corriendo. Por no pretenderlo y aún hacerlo.
Y me hablas porque, por qué, porque, por qué).






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