Clueless chump.

No recuerdo cómo era yo antes de que intentara encajarme en la burbuja de tu mente que llevaba mi etiqueta. Claro que sí, claro que me monté mi película. Pasa que vi que era una buena historia y nadie escribía el guión. Lo hice precioso, te lo prometo. Una pena que tú/yo nunca lo llegues a leer. Hemos muerto, como en sueños, indicaba cambios, pero aún te/me escribo. Empieza a sonar que, inevitablemente, siempre serás parte de mí.

Y en cierto modo, qué pereza. Saber que muchas cosas, las de fuera, las he moldeado denoctando lo que parecía que no te gustaba, aunque nunca dijeras nada. Porque tenía que haber algo si antes sí, y luego no. Y luego no. Y luego nunca. Y dos besos de los que ni tú te acuerdas.

Quería identificarme todos los defectos y curarlos -ja-, pensando que eran síntoma de una enfermedad de la que no querías contagio. Y yo deseaba que me estornudaras encima y así cubrieras con tu enfermedad la mía. Papá te marca como el inicio, pero no sabe que miente. Y le horrorizaba mi tontería, lo que hacía y no hacía por ti. Me horroriza todo lo que dejé de hacer sin saber por qué, porque ya no estabas tú para verme -¡si apenas llegaste a estar!

Cómo una sola palabra, tú, puede aunar tantas cosas. Porque a todas ellas les hablo y me refiero, todo es todo. Pero tú, mi eterna audiencia imaginaria, nunca me tomaste en serio. No sabías que bonitas las marionetas, que lustroso el teatrillo, cómo ensayaba cada noche antes de dormir, esperando que al día siguiente asistieras a mi representación. Y nunca, nunca venías, y a los pocos que les hubo interesado les aburrió escuchar de nuevo el cuento de siempre, obsoleto, que en un punto comenzó a carecer de sentido. Creo que no me di cuenta de cuando se fue el último espectador, ya no me importaba, porque nunca venías, nunca.

Y nunca, nunca te contaré la delicia de hablar contigo, la de escucharte reír loco, loco, loco.Y en cada carcajada podía vislumbrar en ti una semilla de algo que me gustaba, una esencia que quería que germinase en mi tierra. Pero tú tenías tus derechos sobre ella y creo que tuve que pagar el precio, y ese fue no ser.

Así, creo, fue como aprendí a amar. Con cuidado y de lejos, para que no me vieras, porque parecía que te molestaba. Así, creo, fue como aprendí a querer, mirándote a ti y sólo de reojo a los demás cuando te pronunciaban. Y eso lo tengo a fuego en la piel y viene a ulularme cuando me descuido.

Pero ya está, ya está. Me prometo cuando te escribo que esta vez será la última, ya no. Ya no porque tú ya no eres tú, tú soy yo, quizá mi yo del pasado, puede que mi yo en unos años. Pasando el tiempo y el espacio, un nuevo escenario. Las pieles muertas descompuestas, ya sólo queda el factor común que una vez hubo. Y miro mis/tus pieles con desconocimiento, porque tanto estudié la obra que me metí en el personaje que hice para ti, olvidando que no era yo. Y es que tú no me conoces, no me conoces, para nada.



"Clueless chump you seem to think I am, so easily led astray, an errant dog who occasionally escapes and needs a shorter leash, then why the fuck would you want me back?!"

Comentarios

Entradas populares