Oh well.



La manía se esfuma, llega la depresión. ¿Ves, que todo iba bien y con nada...? ¿o es que ya iba tocando? ¿o es que enredé de más y he abierto una rendija? Y ahora ¿por qué lloro?

Igual que ayer, conversaciones que no he tenido, que no tendré, que jamás llegarán a ese punto. Y qué bonito que alguien te mire serio, con esa preocupación de organización no lucrativa, que te haga un hueco en la agenda porque ha visto en el fondo algo de ganas de saltar por la ventana. Lo aprecio tanto como lo detesto, y eso me hace sentir ingrata.

Bah.

Parece ser que mi autoestima sufre problemas significativos, y no lo digo yo, lo dice Rosenberg.

Comentarios

Entradas populares